Amar las propias preguntas

Rainer Maria Rilke, en su libro Cartas a un joven poeta publicado en 1929, escribe: «Trate de amar las propias preguntas, como si fuesen habitaciones cerradas o libros escritos en una lengua arcana. No se empeñe en las respuestas, que aun no se le pueden ofrecer, porque no está preparado para vivirlas. Y la clave es vivirlo todo. Viva ahora las preguntas». En conversaciones personales o en cursos de formación se observa fácilmente que las preguntas queman. Por esto, se busca obsesivamente la respuesta, que es la manera de eliminar el interrogante.