Detalles del papa Francisco
La grandeza, a menudo, se mide por los pequeños detalles, que suelen pasar inadvertidos. Figuras tan emblemáticas como Jesús y Maria en los evangelios dejan caer estas perlas de humanidad y ternura que impactan al que las observa. María, en las bodas de Caná, se acerca a Jesús para decirle: «No tienen vino». Interviene para que la pareja que celebra su matrimonio no tenga que avergonzarse por la falta de vino y puedan seguir alegres con la celebración. Jesús, cuando devuelve a la vida a la hija de Jairo, al ver que sus padres están atónitos contemplando el milagro, les dice que le «den de comer». Tocar de pies en tierra, saber leer las necesidades, ser concretos…
Recuerdo dos detalles del papa Francisco cuando fue elegido papa. Los recuerda en su autobiografía titulada Esperanza, libro que cuenta con Carlo Musso como coautor. Tuvo que acudir a la sacristía, que la llaman «habitación de las lágrimas», para la vestición. En un momento tan particular, tras la elección, uno se suele acomodar a todo lo que le piden los que conocen los protocolos. En su caso querían darle un nuevo anillo, una cruz hermosa de oro, un hábito nuevo, unos zapatos rojos, la muceta de terciopelo y el roquete de lino… Requisitos previos para salir al balcón de la plaza, llena de fieles, y con las cámaras de televisión atentas al nuevo pontífice. El nuevo Papa optó por utilizar el anillo de su ordenación episcopal, una cruz de alpaca también de esa misma ordenación, el hábito de su predecesor y unos zapatos ortopédicos, debido a su condición de pies planos, Una decisión reflexiva al rechazar los tradicionales zapatos rojos. Estas opciones indican mucha libertad interior y saber lo que quiere. Para ser el papa Francisco no tenía la necesidad de dejar de ser Jorge Bergoglio. Empezar desde el primer minuto por no dejarse engullir por la dinámica del nuevo cargo es un signo de profunda libertad y de auténtico liderazgo.
Al día siguiente, quiso ir temprano a la basílica de Santa María la Mayor con un coche corriente, un Ford Focus azul. Nada de limusinas. Cuando volvía al Vaticano, quiso pasar por la residencia Pablo VI para retirar sus pertenencias y para saldar la cuenta de su estancia durante los días previos al cónclave. Pagar la cantidad adeudada y hacerlo él personalmente, sin delegarlo en otra persona. Parece que, al ser elegido papa, se esperaba que quedara exento de llevar a cabo tareas tan simples, que podrían parecer incompatibles con su nuevo rango. Francisco le pareció correcto asumir el pago y entregarlo directamente a la persona responsable del cobro. Con frecuencia, se espera que una persona rodeada de un halo de espiritualidad se aleje de realizar estas tareas simples. Posteriormente, se comunicó telefónicamente con su quiosquero en Buenos Aires para informarle que ya no sería necesario reservarle los periódicos cada mañana. No se lo encargó a otro. Lo realizó personalmente. La exaltación puede alejar de la gente sencilla. Francisco, con estos detalles, mostraba sus prioridades. Detalles. Los pequeños detalles suelen ser grandes muestras de amor. Cabe descubrirlos también en uno mismo.