General

Si el grano de trigo...

Con la fiesta de Pascua, se cierra la Semana Santa. Una oportunidad para el descanso y el turismo, pero más aún para adentrarse en los misterios de la vida. Las celebraciones de estos días proporcionan una serie de contraseñas, que son claves para entender la existencia humana. Existen, podemos utilizarlas, pero debemos conocerlas. Las narraciones evangélicas sobre los últimos días de Jesús nos permiten interpretar el sentido más profundo de nuestra vida y abrirnos a la espiritualidad e, incluso, al misterio amoroso de Dios.

Jesús lo ve venir. Se masca la tragedia. Las amenazas de muerte van en aumento. Tras decir a Felipe y Andrés que ha llegado su hora, añade: «Si el grano de trigo, cuando cae en tierra, no muere, permanece él solo, en cambio, si muere, produce mucho fruto. Tener apego a la propia vida, es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden, este es conservarse para una vida definitiva.» (Jn 12,24-25). Jesús, como un buen grano de trigo, afronta la muerte en el Viernes Santo. Una de las palabras que pronuncia clavado en la cruz es «Todo se ha cumplido». Mientras que sus seguidores creen que «Todo se ha acabado».

Deposición de la cruz, traslado y sepultura parecen los últimos capítulos de su vida. Si todo acaba aquí, poco más hay que decir. Las mujeres, a primera hora del domingo, van al sepulcro con óleos aromáticos para dar sus últimas atenciones al cadáver de Jesús. Se encuentran ante lo inesperado. La piedra de la entrada al sepulcro está apartada. Entran y experimentan el vacío. Su perplejidad no obtiene respuesta inmediata. Dos hombres con vestidos resplandecientes les dicen: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí: ha resucitado». En Lázaro, la resurrección es un tiempo añadido, vivir un poco más, pero volverá a morir. En Jesús, todo es distinto. No se trata de una prórroga ni de una vuelta a su trayectoria anterior, sino de una realidad totalmente nueva. No nos invita a volver al pasado, sino a abrirnos al futuro de una vida espiritual llena de entrega, donación y fraternidad. Mirarnos todo el día, el ombligo nos destruye.

Las etapas para llegar a una vida espiritual más plena pasan por dejar de alimentar el ego y de todo aquello que nos daña y daña a los demás, por experimentar el vacío como oportunidad de transformación personal, por convertir todas estas renuncias en nueva semillas que dan fruto, por abrirse a una vida llena de sentido, que nos proporciona alegría y esperanza. El canto de las sirenas atrae, pero destruye. Hemos recibido el don de la vida  y solo convirtiéndola en un don para los demás encuentra su plenitud. Como el grano de trigo.

 

Otras notícias
General

Testamento de Job. Hacia una religiosidad más humana

El Testamento de Job es una obra intertestamentaria judía del siglo I a.C., según la mayoría de los autores, probablemente escrita en griego, inspirada en el Job bíblico (LXX Job) con ampliaciones y digresiones narrativas, y con afinidades con el libro de Tobit. Quiere ser una catequesis dirigida a los judíos de la diáspora.
General

Dos preguntas existenciales

Viktor Frankl, en su obra El hombre en busca de sentido, se pregunta por el sentido de la vida. Afirma: «En realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantemente».
Cursos

Josep Maria Solà: “Todo cristiano hace teología cuando reflexiona sobre su fe"

Mañana, 7 de noviembre, la Escuela de Teología del Maresme comenzará un nuevo curso en los locales de la parroquia de San José de Mataró con un ciclo de cuatro conferencias titulado “El más allá y la esperanza cristiana”. Este será el 32º año consecutivo de funcionamiento de este proyecto dirigido por el teólogo y exprofesor de religión Josep Maria Solà, orientado a dotar a los laicos de una formación de calidad para que puedan defender su fe con argumentos sólidos.