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Hacia un conflicto global

Guerra y paz es el título de una famosa novela de Lev Tolstoi (1828 – 1910). Estos dos substantivos estallan ante nosotros cuando vemos un telediario, abrimos un periódico, escuchamos la radio. Nuestro corazón se encoge ante tanto dolor evitable. El ego de los líderes que impulsan los conflictos bélicos y muchos intereses inconfesables no se detienen ante nada. El precio de la vida de tantos millares de personas es calderilla. No importa. Estadísticas sin entrañas. No obstante, existen miradas distintas sobre esta realidad lacerante. Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, afirma: «La amenaza de guerra puede no ser inminente, pero no es imposible». Y añade: «No hay que exagerar los riesgos de guerra, pero hay que prepararse. Y esto empieza por la necesidad urgente de reconstruir, reponer y modernizar las fuerzas armadas de los estados miembros.». Se reproduce el lema que estaba escrito en el frontispicio de algunos cuarteles: «Si vis pacem, para bellum [Si quieres la paz, prepárate para la guerra]». La respuesta de Putin es contundente: «Rusia también tiene armas que pueden alcanzar objetivos en sus territorios. (…) Todo esto amenaza (crear) un conflicto con uso de armas nucleares y la destrucción de la civilización. ¿No lo entienden?» Una escalada verbal que no sabemos cómo y cuándo puede acabar o transformarse en escalada bélica o transformarse en escalada bélica de dimensión desconocida.

La visión del papa Francisco presenta registros muy diferentes. El 8 de enero de este año, pronuncia un discurso ante los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Dice: «El mundo está siendo atravesado por un creciente número de conflictos que lentamente transforman lo que he definido muchas veces como “tercera guerra mundial a pedazos” en un verdadero y propio conflicto global.» Después hace un viaje panorámico por la geografía bélica mundial. Denuncia, también, que «la disponibilidad de armas incentiva su uso e incrementa su producción. Las armas crean desconfianza y desvían recursos. ¿Cuántas vidas se podrían salvar con los recursos que hoy se destinan a los armamentos?» Impulsa el trabajo por la paz y recuerda que «el camino hacia la paz pasa por el diálogo político y social, pues es la base de la convivencia civil en una comunidad política moderna.»

Incluso, en el Estado español, que no estamos en guerra declarada, la degradación de la convivencia y la ausencia de diálogo político es una auténtica realidad. La lucha por el poder en las altas esferas salpica a los ciudadanos de a pie de manera muy negativa, hombres y mujeres que vivimos en la indefensión, no sé si aprendida. Si quieres la paz, trabaja en favor de la justicia.

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Font: robertwaghorn (Pixabay)