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El encuentro de Israel con el Helenismo

El pasado 8 de mayo, en el marco de la Escuela de Teología del Maresme, en el casal de la parroquia de San José de Mataró, tuvo lugar la primera de las sesiones del ciclo La influencia del Helenismo en la Biblia intitulada “El encuentro de Israel con el Helenismo” de la que se presenta un resumen.

A lo largo de su historia, los textos bíblicos han tenido diversidad de influencias debido a su situación geográfica, que hace que el territorio sea un lugar estratégico, de paso necesario entre el noreste-oeste y un sur (Egipto), importante para todo tipo de movimientos: comerciales, culturales, militares, etc. Siendo esto así, por lo menos: cananeos, egipcios, asirios, fenicios, babilonios, persas, griegos y romanos dejaron su huella de una forma u otra.

Nos fijamos en el llamado período Helenístico. Es decir, del 323 al 64 aC, varios siglos en los que el contacto y convivencia, sobre todo en el caso del judaísmo alejandrino, dio lugar a un traspaso de características culturales, principalmente por parte de la cultura dominante: la helénica. Fue, en Alejandría, donde la numerosa y cualificada comunidad judía se vio más influenciada. Hay que tener presente que un gobierno ptolemaico se mantuvo en el poder de Egipto hasta el año 30 aC.: un tiempo que da para mucho. En la tierra de Israel, el dominio se reparte entre ptolomeos y seléucidas. El conflicto estalla cuando, a mediados del siglo II, Antíoco IV decreta la desjudaización del territorio con la aprobación de los judíos pro helénicos. Macabeos y Daniel dan testimonio de ello. Tiempos convulsos, anárquicos, complejos. Flavio José nos habla de tres sectas religiosas judías importantes de la época: fariseos, saduceos, esenios. Todo ello con el fin de dibujar un marco histórico en el que se da una notable influencia helénica en las costumbres, estilos, pensamientos y también en los textos bíblicos.

En pocas palabras, el helenismo es la expansión de la cultura griega por los territorios conquistados por Alejandro Magno, una mezcla ecléctica con elementos culturales locales. Las escuelas filosóficas griegas (estoicos, epicúreos, cínicos, eclécticos, escépticos) son formas de vida (ethos) orientadas al comportamiento y felicidad del individuo. Bien, también el judaísmo, en los libros de esta época, apela a un estilo de vida orientado al comportamiento y la felicidad. ¡Ah! Pero con una diferencia primordial: esta felicidad, y manera de hacer, es fruto del cumplimiento de la voluntad de su Dios, que se expresa y se interpreta, sobre todo, en la Torá como fidelidad, agradecimiento y celebración por parte del individuo y de la comunidad: esta es la auténtica sabiduría y piedad.

El helenismo supuso para Israel transformaciones de orden político, económico, social, y una nueva orientación cultural con influencia ideológica. Nombres, inscripciones, moneda, tumbas, gimnasio... Capiteles de estilo jónico, corintio, dórico, también tumbas del valle del Cedrón. Herodes construye en Jerusalén edificios al estilo griego y romano. En el aspecto social, las clases altas y el sacerdocio son más bien prohelénicas y la clase media-baja fiel a la religión tradicional. En el terreno literario, hay autores semitas que escriben en griego, la Carta Aristeas, Josep y Asenet, etc.; Qumrán, textos legales, fondos bibliográficos; entre otros autores, está Flavio José, Filón de Alejandría, quien construye puentes entre judaísmo y helenismo, por ejemplo. El fenómeno cultural de la traducción de la LXX (Torá) se lleva a cabo entre Alejandría y Jerusalén, principalmente, siendo el testimonio más evidente de la helenización del judaísmo. La literatura apocalíptica y sapiencial tienen muy buena presencia en esta época en la que surge la literatura judía intertestamentaria escrita en griego, a menudo, con patrones semíticos.

Qué no cambia: Realidad y manifestación de Yahvé como Dios único, creador y señor de lo creado; la relación con Dios es concreta en el cumplimiento de la Torá y la relación entre la divinidad y su pueblo en la Alianza. Los signos visibles de identidad del judaísmo siguen siendo: la circuncisión, la observancia del sábado y el cumplimiento de las normas alimentarias y de purificación. Se desarrolla el concepto de resurrección y retribución más allá de esta vida, se pasa de la responsabilidad colectiva a la individual, etc. Las mutaciones se perciben en el análisis de las obras del siglo III al siglo I a. C., canónicas o no, de su contenido teológico, en contraste con estratos más antiguos del Antiguo Testamento. Una forma diferente de entender la religión y la relación con su Dios se hace compatible con formas más tradicionales.

Se prepara un nuevo tiempo en el que un judío llamado Jesús deconstruye el sentido de la teología y la religiosidad de su pueblo: Mt 5,17-19. Este es el marco vital de los hechos que se narran en los escritos neotestamentarios.
 

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