Platón y lenguajes de la verdad (el mito y el logos)
Entre el mito y el logos: pensar con profundidad, vivir con sentido
Por el Dr. Antoni Bosch-Veciana: https://iscreb.academia.edu/AntoniBoschVeciana
La verdad no siempre llega de la mano de la lógica. A veces, llega cantada, narrada o intuida. La conferencia “Platón y los lenguajes de la verdad”, a cargo del profesor Antoni Bosch-Veciana dentro del Diploma de Mitología y Simbología, nos invita a redescubrir la fuerza del mito como forma de conocimiento y a reconciliarlo con el discurso racional. Lejos de ser una regresión al pensamiento arcaico, esta reconciliación es una puerta abierta a una filosofía viva, integradora y comprometida con la dignidad de la vida.
El mito no miente
Bosch-Veciana, especialista en filosofía antigua y buen conocedor de la tradición platónica, inicia su reflexión recordándonos que el mythos no es un cuento infantil, sino una arquitectura simbólica que intenta responder a las grandes preguntas que se formula el ser humano: cómo se ha originado todo, cómo acabará todo, de dónde venimos, qué hacemos en el mundo, hacia dónde vamos. Más que una respuesta cerrada, el mito es un camino de aproximación, una brújula espiritual que ha estado presente en todas las culturas humanas.
Pero el pensamiento racional —el logos— irrumpe en la cultura griega, y con él una sospecha: ¿no serán estos relatos simples fabulaciones sin fundamento? La razón moderna, a menudo impaciente con lo que no puede demostrar, ha tendido a arrinconar los mitos como residuos de una etapa previa, infantil o irracional. Bosch-Veciana, sin embargo, nos recuerda que esto no es tan sencillo: mito y razón no son narraciones que se excluyen mutuamente, sino lenguajes complementarios.
Platón y el arte de narrar la verdad
En este diálogo entre mythos y logos, Platón no escoge un bando, sino que hace una apuesta audaz: integrar ambas dimensiones. En su obra, el mito se resignifica como instrumento pedagógico y especulativo. Lejos de rechazarlo, el filósofo griego lo utiliza para transmitir verdades que la razón discursiva no puede abarcar del todo.
Así lo muestra el mito del juicio final que leemos al final del Gorgias, donde los humanos comparecen desnudos ante los dioses, sin ropas ni apariencias. Esta imagen impactante nos interpela: ¿cuáles son las marcas que dejamos en nuestro cuerpo, en nuestra alma, en el mundo? La dignidad, nos dice Platón a través del mito, no es solo una cuestión de imagen, sino de coherencia vital.
Mito y cosmovisión
La charla transita por diversas tipologías de mitos que Platón pone en circulación: cosmológicos, escatológicos, antropológicos y epistemológicos. Todos ellos tienen en común una voluntad de pensar el mundo desde un lugar más profundo que la mentalidad racional. El demiurgo no crea el mundo desde la nada, sino que lo “forma” según un modelo. No estamos ante un Dios creador, sino ante una inteligencia ordenadora que da forma al caos.
Este orden, sin embargo, no es lineal sino cíclico: ciclos de ciudades, de vidas, de sistemas políticos. Y aquí Platón nos ofrece una visión radicalmente distinta de la modernidad progresista: no avanzamos necesariamente, quizá simplemente retornamos de forma siempre nueva.
Quiénes somos y qué deseamos
El mito de Aristófanes —que presenta a los humanos como seres escindidos que buscan su mitad perdida— nos habla del amor, pero también de la fragilidad. El deseo no es solo pasión, sino búsqueda de plenitud. El mito del carro alado lo complementa: el alma, tironeada por la razón y la pasión, necesita un auriga que la guíe. Aquí Platón se distancia del intelectualismo socrático: no basta con saber el bien, hay que quererlo. La virtud no es solo conocimiento, sino también esfuerzo emocional y voluntad ética.
Mitos que iluminan la verdad
Finalmente, Bosch-Veciana nos invita a repensar el mito como vía de acceso al conocimiento. El mito de la caverna es el ejemplo paradigmático: salir a la luz es doloroso, pero necesario. El conocimiento no llega solo desde fuera, sino que se despierta desde dentro. El mito de la reminiscencia, con el esclavo que deduce verdades matemáticas por sí mismo, nos muestra que el saber no es propiedad de nadie, sino una posibilidad universal.
Un lenguaje que nos transforma
El mito, lejos de ser un residuo de épocas primitivas, sigue teniendo hoy una función fundamental. Bosch-Veciana identifica cuatro funciones filosóficas del mito: complementaria (apoya a la razón), pedagógica (hace comprensibles los conceptos abstractos), psicagógica (guía el alma) y especulativa (abre horizontes más allá de la prueba empírica).
El mito, como las parábolas de Jesús, no quiere imponer una verdad, sino hacerla nacer. Nos invita a disponernos a una verdad más allá de lo racional. En tiempos de exceso de información y de pensamiento rápido, reivindicar el mito es también reivindicar otra manera de saber, de vivir, de transformarnos.
Por una filosofía con alma
En definitiva, la propuesta de Bosch-Veciana no es arqueológica sino vital: volver al mito no es retroceder, sino profundizar. Necesitamos recuperar lenguajes simbólicos que nos ayuden a vivir con sentido, a mirar más allá de lo evidente, a recordar que la verdad, como la belleza, no siempre se deja atrapar por la lógica, pero sí puede ser intuida, narrada y vivida.