Tesina

La doctrina del amor segons Ibn al-‘Arabi

Año:
2014
Autor/a:
Ana Eva Jarabo

Conocí al-Shaykh al-akbar durante la asignatura Perspectivas del Islam plural. Me llamó la atención que fuera murciano, como mi padre, y que siendo un místico tan relevante en el Islam nunca hubiera oído hablar de ello. Por ese motivo escogí indagar en el Maqâm al-mahabba (el Tratado sobre el conocimiento de la estación espiritual del Amor). Este documento se inserta en la inmensa obra Kitâb al-Futûhât al-makkiyya, obra gigantesca de 560 capítulos.

Ibn ‘Arabi señala lo difícil que es definir el amor. Tan sólo es posible avistarlo a partir de las huellas que deja en los amantes y los frutos que produce en ellos. El amor sólo lo puede conocer “aquél en el que se establece”, quien queda sordo a toda palabra que no sea la del Benamato, ciego a cualquier mirada que no sea la del Benamato, indiferente a toda palabra que no emane de Él. Él mismo ha sido subyugado por este amor, de tal modo que sufre una visión mística que le desquicia en todo su ser durante días. Durante esta experiencia percibe una presencia permanente a su lado, que le hace consciente de que es Dios quien se encuentra en la interioridad más íntima del ser humano. Dentro y fuera, oculto y aparente, brota de la parte más íntima de su ser y se manifiesta en todas y cada una de las criaturas que Él ha creado.

Leyendo el Tratado del Amor a menudo me resonaban los escritos joánicos -tanto el Evangelio como la Epístola- sobre el Amor de Dios y puse en conexión estos dos textos inspirados. No se trata de equipararlos, pues parten de realidades y contextos muy diversos; pero en ambos textos se respira la misma intuición profunda: Nuestra existencia es ese flujo y reflujo del amor del Ser hacia los seres y de los seres hacia el Ser, en cada instante del presente tiene lugar l encuentro de los dos viajes. Este deseo de Dios de darse a conocer y entregarse queda reflejado en el anhelo del ser humano.

El ser humano es mendigo de Su amor, se siente necesitado, añorado, enamorado y agradecido. El propósito de estos dos grandes Maestros es hacer descubrir al ser humano lo que es y está llamado a ser por iniciativa divina: hemos sido creados para amar y seres queridos. Invitan a buscar las posibilidades de amor que cada uno lleva en su interior.

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