Tesina

Chillida: una ventana abierta a la trascendencia

Año:
2017
Autor/a:
Jòrdan Faugier

El arte puede convertirse en una ventana abierta a la trascendencia. Cuando nos ayuda a introducirnos en el misterio de nosotros mismos, de Dios y del mundo, pensamos que el arte también puede convertirse en un ámbito mistagógico privilegiado que nos ayude a nosotros y a nuestras comunidades a construir horizontes de plenitud. En esta tesina lo he intentado mostrar (no demostrar) a partir de la vida y la obra de Eduardo Chillida.

La experiencia estética posee dos rasgos que conviene tener en cuenta: por un lado, ensancha, abriendo en nosotros un espacio de gratuidad y de comunión; y, por otra parte, trasciende, es decir, nos eleva por encima de nosotros mismos abriéndonos hacia ámbitos nuevos y desconocidos. El viaje artístico –al igual que el viaje espiritual– es un viaje que transita siempre por senderos nuevos que no han sido visitados anteriormente; de perplejidad en perplejidad, con la capacidad del niño de maravillarse en cada instante.

Desde la teología, la experiencia estética, la experiencia de la pulcritud, ha sido considerada un itinerario adecuado para dejarse encontrar por Dios, ya que la verdadera experiencia estética suscita la pregunta por el sentido, desvela la dimensión espiritual del ser humano, le admira, le maravilla y lo pone en un itinerario hacia lo Inefable, hacia el Misterio. Por medio del arte, el ser humano descubre un camino en la experiencia estético-religiosa y la experiencia religiosa y espiritual alcanza una vía de manifestación en el arte. Y es que tanto en el arte como en la religión se pone de manifiesto un suplemento simbólico que, aunque sea de forma parcial, ayuda al ser humano a trascender su límite, consustancial a su existencia, y así poder dar expresión a los contenidos trascendentes, tanto respecto a sí mismo como respecto al mundo. El símbolo hace presente el ausente y por eso lo simbólico del arte, remite y al mismo tiempo esconde. He aquí el doble aspecto del arte de revelar y ocultar, que nos ayuda a entender un poco mejor el porqué el arte también puede ser concebido como una mediación poético-simbólica de acercarnos al Misterio o, mejor aún, por dejarnos descubrir por Él.