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XIV curso de Formación interreligiosa: el Jainismo y la actualidad de los Derechos Humanos

05 de agosto 2019

Del 1 al 5 de julio de este año, se ha celebrado la XIV edición del Curso de Formación Interreligiosa al Monasterio de Montserrat.  Ha contado con la presencia de Agustí Pániker y Juan Manuel Cincunegui, ambos profesores reconocidos en el ámbito académico y universitario en nuestro país. 

Las primeras sesiones de la semana fueron a cargo de Agustí Pániker, editor y gran conocedor de temas relacionados con  Asia e India. Pániker hizo un extraordinario trabajo de síntesis para exponer las nociones básicas del Jainismo. Estudiar una tradición religiosa, tan antigua como compleja, requería tratarla con profundidad y a la vez de una manera ágil y clara para la mayoría de los asistentes, desconocedores de esta religión índica. 

El Jainismo nace entre el siglo IX y VI aC. en el valle del Ganges y actualmente cuenta con unos 5 millones de seguidores. Su máxima es la Ahimsa, la no-violencia que tanto caracterizó a Gandhi. Esta tradición habla de 24 ciclos cósmicos, Jina o Tirthankara. Los jainistas son seguidores de los jinas –que quiere decir vencedores- No se trata de divinidades sino de humanos que han conseguido la iluminación y que son  modelos a seguir. La autoridad en el jainismo recae en la experiencia del iluminado, que no en la estructura de ninguna iglesia. El jainismo es anterior al Budismo y su vía es considerada muy austera y dura. Su objetivo es la liberación del karma, de la existencia. Los jainistas tienen la concepción material del karma, como un polvo que pulula por el universo y  da color a nuestro cuerpo, dependiendo de las acciones que cometemos. Se trata, pues, de parar la infiltración del polvo kàrmico, con la práctica ascética y automáticamente el jiva se libera de la materia para ir al mundo de los perfectos. Su práctica puede ser laica o monàstica, y requiere imbuirse totalmente en el ascetismo, en la desposesión, en la castidad (en los laicos se traduce en fidelidad a la pareja), al decir la verdad, no robar, en la no-violencia. 

Las sesiones posteriores estuvieron dedicadas a los Derechos Humanos y su relación con las tradiciones religiosas. En esta ocasión, el profesor Cincunegui desplegó un amplio abanico de datos que nos aproximan a la historia de la creación de los Derechos Humanos y sus finalidades. Fue interesante reflexionar sobre el contexto de la Declaración de los Derechos Humanos, al 1948, en el marco histórico, político y social. La importancia de los Derechos Humanos, en la sociedad actual, ha de ser motivo de reflexión desde muchos ámbitos. Una reflexión profunda sobre la necesidad de estos derechos, en un contexto carecido de muchos valores y en una sociedad donde hay mucha población expulsada, invisible. Desde el punto de vista institucional, nuestra sociedad muestra un panorama poco alentador: guerras, refugiados, problemas ambientales, conflictos políticos, etc. 

El profesor Cincunegui apuesta y trabaja por un nuevo planteamiento de los Derechos Humanos donde las tradiciones religiosas tengan un papel destacado. Las religiones tienen una mirada profunda en cuanto a la dignidad humana, intentan explicar el porqué del sufrimiento humano. En el contexto cristiano haría falta una nueva conversión, una nueva mirada sobre la realidad que nos rodea. Los Derechos Humanos no tienen que ser la solución, solo en casos aislados, tendrían que formar parte de la base normal del funcionamiento de las sociedades. 

El papel de la economía, de la ecología, de la educación, de tantos aspectos que configuran nuestra existencia, han sido motivo de reflexión durante estos días a Montserrat. En el marco incomparable de la montaña, un año más, el monasterio y la comunidad benedictina ha acogido con generosidad a los participantes del curso interreligioso, que año tras año nos invita a conocer un chico mejor este camino, que denominamos vida.