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Misericordia y religiones

16 de Setembre 2016
Antoni Matabosch

Las obras de amor o de misericordia son propias de la mayoría de las religiones. La Torah de los judíos está llena de las obras del amor de Dios hacia todo su pueblo a lo largo de su historia. Es apropiado que el hombre se parezca a su creador porque fue creado a su imagen. La raza humana depende de la caridad y de los actos de misericordia, sin los cuales no duraría. Los sabios judíos dicen que el mundo se basa en tres aspectos: la Torah, el servicio a Dios y los actos de misericordia. 

El Talmud alaba “quien busca la caridad y la misericordia”. La Sefira de Keter enumera trece atributos de misericordia: 1) Tolerancia; 2)Paciencia con los otros; 3)Perdonar; 4)Buscar el bien en los otros y para los otros; 5)No dejarse dominar por la ira; 6) Hacer actos bondadosos; 7) Ir más allá del perdón: hacer el bien a quien te ha hecho daño y quiere rectificar; 10) Actuar con honestidad; 11) No insistir en la letra de la ley, sino actuar con bondad y indulgencia; 12) Ayudar a los otros a arrepentirse; 13) Mostrar misericordia y compasión, aunque no haya ningún factor atenuante. Todas las suras o capítulos del Corán, excepto la 9, se encabezan con la frase: “En nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso.”

El atributo divino de la misericordia precede por excelencia todos los otros atributos y la misericordia es la base del trato entre las personas. La primera sura, Al-Faitha, la introducción, es repetida por el buen musulmán 34 veces al día. Muchos de los Hadits –relatos que explican un dicho o hecho atribuido al profeta Muhammad- describen la misericordia supera mi ira”. El buen musulmán ha de imitar la misericordia de Dios. Un Hadit dice: “Ten misericordia con aquellos que están en la tierra y aquel que está en el cielo tendrá misericordia de ti”.

Para la comunidad musulmana, el concepto de misericordia implica valores morales prácticos que transmiten su simpatía y amor hacia los demás, sean personas o animales. Para el budismo, el ser humano está lleno de deseo de dominar, de violencia que genera infelicidad. Los textos budistas más antiguos describen los conceptos de misericordia y de compasión como antitesis de los aspectos destructivos del ser humano. El budismo destaca la íntima conexión entre el propio bienestar y el de los otros. Por esto, los actos misericordiosos forman parte esencial de la práctica budista.

La sabiduría viene por la iluminación y todo lo que contribuya a hacerla descubrir a los demás es la forma más alta de misericordia. El verdadero amor compasivo no tiene nada que ver no con la lástima ni con el sentimentalismo, que no sirven para aliviar el sufrimiento. Jesús trató a la gente de una manera misericordiosa. Ser misericordioso, para el Nuevo Testamento, se describe a partir de tres conceptos: conmoverse en las entrañas, en lo más profundo y vulnerable, “atención emocional, compartir con quien está en una necesidad”, “ser compasivo, solidario en el sufrimiento”, es decir, tener corazón para aquellos que lo necesitan, o tener corazón para lo que hay en mí y en los otros de pobre o huérfano, de miserable y débil. El texto principal para los cristianos es mateo 25, 31-46: "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos? ¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Respondiendo el Rey, les dirá: En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis." En este texto se ejemplifican las obras de misericordia y se enseña que la manera cómo nos comportamos con los seres humanos nos hace visibles y presentes en la relación con Jesús