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Filosofía y libertad

Libre es el viento. La ventolina que visita nuestro litoral viaja sin esfuerzo, y la ráfaga que golpea el sembrado no sabe de ningún límite que le sea propio. Son pura liberación, los vientos, son liberación. Son libertad como efluvios, exaltaciones que fluyen como quieren nuestros terapeutas. Libertad sin límite, ni tan solo el límite del cuerpo. ¿Cuáles son las condiciones de este tipo de liberación?

Del otoño, el viento golpea también las hojas que vuelan por nuestros bosques y villas y ciudades, en un vuelo libre que es desplazamiento. Es movimiento. Desprendidas del tronco, del cuerpo pesado, las hojas son cuerpos, inician a ser cuerpos, inician a ser suficientemente cuerpos como para poder moverse. Etéreas, no pesan, y piensan, como la hoja del verso, que se hacen libres en caer del árbol, en irse de su matriz, en irse de casa. ¿Qué condiciona su vuelo?

También es libre el árbol cuando queda enraizado. Es libre en el crecimiento de sus ramas, que se extienden horizontalmente o se alargan verticalmente, bueno y buscando la luz del sol. Florecerá, dará fruto, se hará semilla y morirá. Siempre y que se den ciertas condiciones en el terreno y en el entorno, será. Será árbol. Será un árbol. Libre en su ser. Libre de ser lo que es, de reposar en sí mismo y de darse a su propio movimiento.

Es libre la niña que se sube, también. Desde el árbol idea otras realidades o se representa en los países más lejanos de sus cuentos. Su capacidad para ver el mundo diferente de cómo se desliga una parte de su ser de la realidad que habita. La desliga del ser. También de su propio ser, porque es libre de concebir el viento, la hija, el árbol. Y así se hace un poco viento, un poco hija, un poco árbol. Bueno y siendo niña.

El adolescente sí que quiere ser viento, y quiere ser hoja y quiere ser árbol, pero es que quiere ser todo. Es libre porque quiere. Dios quiere el deseo que persigue a todas horas, y sin saber si es movido como la hoja o si es él quien mueve como el viento, va golpeando y forzando los límites con los que topa. El tiempo le agotará, el dolor menguará su fuerza, aprenderá qué puede ser, qué le está permitido. Podrá hacerse súbito de las posibilidades dadas.

¿Sabrá ser amo, a la vez que es súbito? Quien es amo de sí mismo, también es esclavo de sí mismo. Hay como mínimo dos en cada uno de nosotros. Pueden estar. Podemos mandar y obedecer al mismo tiempo, ser como dobles, ser inmediatez y la mediación que se opera. Somos lo que somos, y aun somos más – excedemos de nuestro ser. La vida del infinito se cumple en la paciencia y en la abnegación del finito. Así, identificamos la libertad con el sacerdocio de la mediación (ambigüedades de la libertad, Nicolás Grimaldi) en búsqueda del Bien (Freedom and Crration, Rémi Brague). ¿Hemos de hacerlo libres, podemos solos?

 

Referencias:

Brague, R. Freedom and Creation

Grimaldi, N. Ambigüitats de la llibertat

 

Així una fulla pensa que es fa lliure quan cau és un vers de Màrius Torres (1910-1942) que un filòsof diria que conté una representació de la il·lusió de la llibertat