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Estamos hechos de historias

22 julio 2019

La Iglesia, a menudo, ha sido la guardiana de las artes y de las humanidades, y el Concilio Vaticano II se proclamó ella misma “experta en humanidad”, me parece que puede ser visto como un buen augurio que el ISCREB ofrezca un Diploma en Mitología y Simbología.

Porqué la Iglesia, a menudo, ha sido la guardiana de las artes y de las humanidades, porque con el Concilio Vaticano II se proclamó ella misma “experta en humanidad”, me parece que puede ser visto como un buen augurio que el Instituto de Ciencias Religiosas de Barcelona ofrezca un Diploma de Especialista Universitario en Mitología y Simbolismo. El Instituto tiene grandes profesores en Filosofía, Interpretación, Biblia, en Clásicos Griegos, Simbología Religiosa, Mitocrítica, y otras ciencias humanes que pueden hablar de los mitos y símbolos más antiguas, al hombre y a la mujer de aquí. Toda persona es pregunta, en el fondo de su ser, por lo que han sido siempre los enigmas del ser humano, perennemente enigmáticos, pero también eternamente necesitados de elaboración: la muerte, el amor, el sentido de la vida, la solidaridad, los comportamientos humanos irracionales...etc.

Como dice E.Galeano: “Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me ha dicho que estamos hechos de historias.” Los relatos que nos contamos repetitivamente porque nos han marcados, los que nos han enseñado de pequeños, los que la Sociedad nos ha transmitido, y tantos otros... configuran nuestra manera de ver el mundo: son nuestra mitología. Como decía el añorado P.Lluís Duch, antropólogo y monje de Montserrat, la vida humana es a menudo paradójica, una conjunción entre la razón (la lógica, el concepto, el análisis) y el mito (la intuición, la imagen, la narración): la vida es logomítica. Y parte de la salud psíquica consiste en equilibrar estas dos dimensiones. La frase “más Platón y menos Prozac” tiene algo de verdad: necesitamos filosofía, pero también conocer y estudiar los mitos, para poder encontrar guías para entender y digerir lo que nos pasa. Los mitos y los símbolos nos ayudan a elaborar lo que nos hace daño, lo que a veces queda recluido en el cuerpo en forma de dolores psicosomáticos, insomnios, vacíos existencial. Los mitos son cuentos universales, o expresiones del inconsciente colectivo (como diría C.G.Jung) que nos trasmiten el saber intuitivo que han forjado las civilizaciones a lo largo del tiempo, y a la vez son “transformadores” de energía psíquica. Por esto una poesía, un cuento, un mito, o un relato bíblico, pueden cambiar nuestro humor, e incluso, nuestra manera de vivir.

Pero también es necesario un estudio crítico del mito, porque dentro de esta sabiduría que se nos transmite, también pueden estar mezclados prejudicios culturales, pensamientos mágicos arcaicos, defensas sociales agresivas, es útil por esto, hace una interpretación a través de una crítica de las ideologías (como diría P.Ricoeur.)

Cuando hablamos de mitología, hemos de hablar también de la Biblia. Eliminando el sentido peyorativo que tiene la palabra “mito” de narración falsa, hemos de descubrir como muchos pasajes bíblicos usan el género literario mítico para expresar su mensaje. Admitir esto, no tiene nada que ver con quieren negar el carácter testimonial de los relatos bíblicos, sino que es admitir que la Biblia es también literatura, y solo desde la mirada del literato uno puede descubrir todas sus riquezas. La Biblia es literatura, es mítica, pero también es creadora de literatura, de otros mitos, de arte. El literato canadiense N.Frye (1912-1991) calificó la Biblia como el código de la cultura occidental; en ella encontramos los grandes relatos que han configurado nuestra imagen colectiva desde hace milenios. Para él, es necesario distingue la mitología de la ideología, los relatos míticos son manifestaciones de las vivencias existencial humanes, apuntas a la utopía a las posibilidades de desarrollo, la ideología, en cambio, es un discurso que nos dice que ya estamos en el mayor de los mundos posibles, que lo que es necesario es conformarnos, no soñar; por eso son más necesarios los relatos míticos que los discursos ideológicos.

Estos estudios pueden interesar a personas muy diferentes. Son unos estudios ideales para que toda persona interesada en las humanidades pueda tener una formación continuada. Hoy en día, ya no se entiende que un profesional, después de haber acabado la carrera, no vuelva a abrir nunca más un libro: este diploma puede ser una guía para saber qué libros son indispensables en el estudio de la mitología y el símbolo, pondrá en su mano los relatos que más han influido en nuestra cultura, le enseñarán también a ver lo que tienen de simbólico y mítico los relatos de la publicidad, de nuestros políticos, de la prensa, para resultar más críticos y clarividentes del substrato logo-mítico de nuestra Sociedad. Es por esto, que estos estudios pueden dar profundidad y un valor añadido a periodistas, políticos, escritores, artistas, psicólogos analistas y humanistas, teólogos, profesores de ciencias de la religión...etc.

C.G. Jung decía que el ser humano, en su primera parte de la vida, estaba destinado a esforzarse por encontrar un lugar en la Sociedad (trabajar, formar una familia, participación social, etc.) En la segunda parte de la vida, en cambio, era necesario que el individuo se abriera a la espiritualidad (en el sentido amplio) para encontrar un sentido a la vida, sino quería caer en algún tipo de “neurosis obsesiva”. El estudio de los mitos de todas las cultures, puede ayudar, de manera especial, en las personas que se encuentran en búsqueda espiritual en su segunda parte de la vida; y también en la primera época de la jubilación, cuando uno tiene tiempo, y aún fuerzas, para dedicarse al estudio de las humanidades y de la sabiduría.