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Epifanía en oriente

 Cuando los niños todavía están fascinados con los regalos que les han traído los magos de Oriente, cuando todavía está vivo el recuerdo de la festiva comida con el esperado final del roscón de reyes, en muchos monasterios se canta una antífona que dice: "Celebramos un día santificado por tres milagros: hoy, la estrella guió a los magos al pesebre; hoy, en la boda, el agua fue convertida en vino; hoy, Cristo, para salvarnos, quiso ser bautizado por Juan en el Jordán".

Es decir, esta antífona nos recuerda que la fiesta de la Epifanía tenía originariamente un sentido más amplio. En efecto, tanto en Oriente como en Occidente en este día se conmemoraba la manifestación de Dios en la persona de Jesucristo, que tenía lugar en las escenas bíblicas que relata la antífona. Con el tiempo la fiesta evolucionó, y mientras en Occidente la figura de los reyes magos tomó prevalencia, en Oriente se acentuó el bautismo de Jesús. Esto se refleja en una diversidad de costumbres. Si en Occidente estos consisten en el intercambio de regalos y el tradicional roscón, en Oriente giran entorno el rito bautismal y la bendición del agua.

Esta se realiza normalmente dos veces. La primera, en la vigilia, en el interior del templo, donde se bendecirá el agua que se utilizará en la liturgia durante todo el año. La segunda, en el exterior, preferiblemente en un lugar con agua "viva", ya sea el mar, un río o lago cercano. El sacerdote sumerge tres veces la cruz en el agua antes de colocarla sobre una bandeja adornada con flores. Entonces todos los fieles se acercan, besan la cruz, se les rocía con agua bendita y beben un poco de ella. Tras el oficio, quien quiera podrá llevarse el agua bendita en casa.

El rito de bendición del agua al aire libre puede tomar diversas formas, según los diversos países. En algunos de ellos, como Bulgaria y Macedonia, la cruz se tira al agua abierta, y multitud de fieles se lanzarán para recuperarla. El ganador obtendrá la bendición sobre él y su casa. Hay que tener en cuenta que en algunos de estos países las temperaturas son muy bajas, pero eso no impide que los fieles hagan el baño ritual. Como Rusia, donde se ha tomado como costumbre romper el hielo en forma de cruz para poder sumergirse en las gélidas aguas y obtener así la gracia que dan las aguas benditas.

En Grecia y Chipre no sólo marineros y pescadores son bendecidos, si no también barcos y mares, mientras los campesinos lavarán sus herramientas agrícolas en el agua bendita. En Rumanía y Moldavia tienen una costumbre un poco particular. A la salida de los servicios litúrgicos se hacen carreras de caballos, donde caballos y jinetes han sido aspergidos con el agua bendecida previamente. Huelga decir que el ganador se sentirá especialmente honrado.

En Egipto la Epifanía es un día de estricto ayuno que se pasa con la familia y los amigos en un ambiente festivo después de las largas ceremonias litúrgicas. También será un día en el que muchas casas serán bendecidas, aunque el sacerdote tardará días en bendecir todas las casas de los feligreses que lo soliciten. En Etiopía, la Epifanía atrae a miles de peregrinos a Aksum, la antigua capital del país. Después de una solemne procesión en la que se saca el Tabot, una réplica de las tablas de la Ley, el sacerdote bendice las aguas del gran depósito que alimenta la ciudad y todos se bañan en ellas para honrar el bautismo de Cristo. Esta escena se repetirá en todas las ciudades y pueblos del país.

Mención especial merece la celebración de esta fiesta en Armenia, donde aún se celebra la Natividad el mismo día de la Epifanía, después de una semana de ayuno. También aquí la bendición del agua será el elemento central tras una larga celebración que se extenderá durante toda la noche y parte del día. Se podría pensar que los cristianos armenios son los últimos en celebrar el nacimiento del Señor, pero ellos lo ven de una forma diferente. Ellos piensan que, de hecho, son los primeros que lo celebran en el nuevo año mientras que el resto de cristianos tendremos que esperar prácticamente hasta que éste se acabe. Y tienen razón!